Se trata de un insecto hemíptero-homóptero. El adulto mide de 2-3 mm y es de color verdoso con manchas anaranjadas. Las ninfas tienen un tamaño superior a los 2 mm y se caracterizan por refugiarse debajo de unas protecciones, en forma de concha de color blanco y textura filamentosa (
Fig. a), de unos 3 mm, fabricadas a base de azúcares, la gente las confunde fácilmente con cochinillas. Los huevos miden menos de 1 mm, son de color amarillento y están dispuestos individualmente o en grupos. Pueden desarrollar diversas generaciones anuales.

Fig. a – Hoja de eucalipto con presencia de adultos, huevos, ninfas y caparazones de las ninfas de Glycaspis.
Las hojas quedan infestadas de las conchas blanquecinas donde se refugian las ninfas (
Fig. b), dejando todas las proximidades del árbol llenas de estas conchas cuando se desprenden de las hojas.
También provoca un debilitamiento de la planta, producido por la succión de savia que realizan las ninfas. Ante ataques fuertes puede producirse una clorosis severa, seca y caída prematura de hojas.
Igual que ocurre con las infestaciones de pulgón o cochinilla, esta psila produce una fuerte secreción de melaza y sus daños colaterales, como la aparición de la negrilla o las molestias en el ámbito ornamental.

Fig. b – Afectación de Glycaspis en eucalipto.
Realizar un tratamiento de endoterapia vegetal de forma preventiva para evitar la aparición de los problemas. El tratamiento preventivo, generalmente, es recomendable realizarlo a finales de primavera, cuando se detecten las primeras infestaciones.